Nada como un café y Monterroso para estos somnolientos, fríos tiempos. Y cuando despertó —de su “siesta cívica”—, el dinosaurio seguía ahí...
No había cambiado en nada. Era el mismo, exactamente el mismo. Soberbio, corrupto, inaccesible, tiránico, bruto... Y no sólo seguía ahí, sino que también se comportaba de la misma manera.
Se decía democrático, pero descalificaba —por acción u omisión— a los que querían participar en algún proceso interno con esas características. “Eres un traidor”, le increpaba al osado que le tomaba la palabra. “Sólo unidos ganaremos”, gruñía.
Se calificaba como alguien cercano al pueblo, pero en realidad seguía siendo un simple populista. Creía que bastaban el oropel y los fuegos de artificio para conquistar a sus gobernados.
“Mírame, soy como tú”, le susurraba lascivamente al pueblo. “Veo los mismos programas, tengo los mismos ídolos. Es más, soy amigo de ellos. Veme”.
El monstruo tornasol, en ocasiones azul, otras tricolor, seguía sin aceptar puntos de vista distintos. Éstos eran “descalificaciones que sólo se usan para perjudicar al pueblo”. Los críticos eran enemigos de él y, por tanto, de los demás. Él creía que era los demás. Sus promesas seguían siendo las mismas, exactamente las mismas. Y seguían sin cumplirse.
Despertar de la “siesta cívica” —interesante término acuñado en el foro organizado por Sociedad en Movimiento y Fundación Megamedia— no cambiará en nada la actual, repugnante situación. Sólo provocará náuseas. Y vómito.
Hay que despertar y actuar. Ponernos de pie; erguirnos. Revelarnos contra el dinosaurio; convertirnos en causa de su extinción, en meteoritos o, mínimo, en piedras certeras. Decirle que estamos hartos de él, de sus prácticas, de sus actitudes.
Dejar de bostezar y comenzar a
gritar. ¡Ya no queremos promesas sin cumplir! ¡No me interesan tus amistades de la farándula! ¡Deja ya de criticar y de descalificar! ¡Promueve el empleo, la inversión!
En febrero de 1968, el periodista Pierre Viensson-Ponté publicó el artículo “Cuando Francia se aburre” en Le Monde. Esta pieza fue el primer adoquín de las barricadas del mayo posterior.
¿Qué necesita Mérida para despertar, para dejar atrás el aburrimiento? ¿Cuántos artículos como los de Pierre Viensson-Ponté son necesarios para que los meridanos despierten, dejen atrás el amodorramiento y se pongan a construir barricadas?— Mérida, Yucatán.
cicero.pablo@gmail.com
http://cicero76.blogspot.com/
viernes, 8 de enero de 2010
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Buenísima. Pasion e inteligencia..actual
ResponderEliminarQue tal si mejor asteroide que meteorito; los primeros son grandes, los segundos pequeños